«Todo el mundo con Edmundo». Así dice el eslogan publicitario de la campaña del candidato presidencial de la oposición de Venezuela, Edmundo González Urrutia, que se ha extendido como la pólvora en un abrir y cerrar de ojos, y no solo en canciones populares y vídeos, sino también como factor de unión entre venezolanos.
El diplomático, de 74 años, nacido en un hogar humilde de La Victoria (Aragua), se ha sorprendido por el buen recibimiento que ha tenido su candidatura. Sin haberla buscado ni haber soñado con esa posibilidad, el opositor representa ahora al hombre que puede derrotar en las urnas a Nicolás Maduro, quien pelea por su segunda reelección presidencial el domingo.
Todo comenzó el pasado abril, cuando la Plataforma Unitaria Democrática (PUD), integrada por diez partidos, decidió inscribir a González -quien era el presidente de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD)- como el cuidador de puesto en la papeleta del Consejo Nacional Electoral. Era un registro provisional, pues la oposición debía enlistar a alguien antes de que se vencieran los plazos de tiempo, mientras buscaban una solución para la inhabilitación de María Corina Machado. La intención era que Edmundo luego cediera su puesto en la tarjeta.
Ofensiva chavista
La MUD había conservado su tarjeta electoral tras participar en las legislativas de 2015, cuando la oposición se hizo con dos tercios de la Asamblea Nacional, y se había salvado del ataque que había comenzado el Gobierno de Maduro contra las organizaciones políticas que la integraban.
El mandatario chavista había convocado por adelantado las elecciones para el 28 de julio -tocaban en diciembre-, pensando que podía eliminar a sus adversarios, judicializando las organizaciones opositoras e inhabilitando a los dirigentes, incluyendo a María Corina Machado, para tener el camino allanado para su tercer mandato hasta 2031 sin competencia.
Pero no contó con la diligencia opositora, que, aprendida la lección de enfrentarse a unas elecciones manipuladas anteriormente, no iba a caer en la misma trampa. La coalición opositora estaba en su peor momento histórico de desprestigio después de defenestrar a su presidente interino, Juan Guaidó, en enero de 2023.
La plataforma de la coalición, cuyos cuatro partidos principales -AD, Un Nuevo Tiempo, Voluntad Popular y Primero Justicia- fueron intervenidos por el chavismo, decidió estratégicamente apoyar a María Corina Machado, a sabiendas de que estaba inhabilitada quince años por Maduro.
Así lo expresó en febrero pasado Henry Ramos Allup, secretario general de Acción Democrática (AD), durante una entrevista mantenida con ABC en la que explicaba la necesidad estratégica de respaldar a Machado como la líder carismática e imbatible de las primarias de octubre pasado.
En la reunión política celebrada en Madrid con Ramos Allup también participó Edmundo González Urrutia, quien en ese momento ni por asomo podía imaginarse que iba a convertirse en el próximo candidato unitario. El líder opositor iba entonces a visitar a su hija, Carolina, y a sus nietos.
El mandatario chavista había convocado por adelantado las elecciones para el 28 de julio -tocaban en diciembre-, pensando que podía eliminar a sus adversarios
De vuelta en Caracas, y viendo que el régimen autocrático no le permitía a María Corina Machado, aclamada con el 92% de los votos en las primarias de la oposición, inscribirse en el CNE -ni tampoco a su sustituta, la filósofa Corina Yoris, a quien inhabilitaron sin motivo alguno-, González Urrutia salió a flote como guardián de la tarjeta de la MUD. Le respaldaba su experiencia como exembajador de Venezuela en Argentina y Argelia.
Paso a paso
De ese modo, se sucedieron las circunstancias para que González Urrutia, el académico de bajo perfil que nunca soñó con llegar a ser presidente, se convirtiera en el candidato presidencial por suerte, carambola y consenso. Los dirigentes Henry Ramos Allup, de AD; el secretario de la PUD, Omar Barboza; Manuel Rosales, de Un Nuevo Tiempo; Leopoldo López, de Voluntad Popular; y Juan Pablo Guanipa, de Primero Justicia, lograron el milagro de limar asperezas y diferencias, debido al carácter fuerte de María Corina Machado, para convencerla de la necesidad de impulsar a González Urrutia como alternativa.
El pasado abril, la decisión de apoyar a Edmundo González Urrutia y su tándem con María Corina Machado sumó a otros miembros pequeños de la coalición, como al exgobernador de Táchira, César Pérez Vivas; a Delsa Solórzano, de Ciudadanos; a María Beatriz Martínez, de Primero Justicia, y a Juan Pablo Guanipa; a Biagio Pieleri, de Convergencia; y a Caldera y Andrés Velásquez de la Causa R.
Todos estos dirigentes respaldan González Urrutia, quien también ha logrado el apoyo del Movimiento al Socialismo (MAS), y de otras organizaciones civiles, gremiales, profesionales, sindicales y redes sociales.
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