Mientras la estatal Unión Eléctrica (UNE) de Cuba reporta diariamente la imposibilidad de producir energía con decenas de centrales de generación distribuida debido a la escasez de combustible para funcionar, son numerosos los cargamentos de petróleo que llegan a la Isla o que viajan hacia sus puertos en este mismo instante.
Así lo hizo saber a DIARIO DE CUBA el director del Programa de Energía para Latinoamérica y el Caribe de la Universidad de Texas, Jorge Piñón, quien indicó que el trasiego de buques tanqueros desde México se ha regularizado, como antes reportara este diario.
«Suponíamos que el último cargamento importado desde México fue a bordo del barco Esperanza, que llegó a Cienfuegos con 350.000 barriles de crudo el 8 de marzo. Pero ahora han vuelto, después de las elecciones, con toda su fuerza, no solo el petróleo crudo, sino también los combustibles», comentó.
Según Piñón, la pasada semana el tanquero Delsa, sancionado por EEUU y propiedad del conglomerado empresarial de los militares de Cuba, GAESA, y que además suele navegar con su localizador satelital apagado para evitar su seguimiento remoto, descargó en Cienfuegos tras concluir su segundo viaje consecutivo desde el complejo petroquímico de Coatzacoalcos, en Veracruz, propiedad de la estatal PEMEX, y que despacha petróleo crudo.
Por su lado, el Vilma, también de GAESA, carga ya en ese punto, mientras que el Ocean Mariner, de bandera liberiana y que los militares cubanos arriendan desde al menos 2022, cumple su segundo trayecto consecutivo entre La Habana y la refinería de PEMEX en Ciudad Madero, Tampico, con un cargamento de combustible que podría ser diésel.
Pero no solo del vecino y aliado político del régimen de Cuba llega combustible a la Isla. Según Piñón, Rusia ha enviado otro cargamento, que debe arribar a Matanzas a bordo del buque Marlen, con bandera de Liberia, el próximo 7 de julio.
DIARIO DE CUBA comprobó a través de la plataforma de seguimiento Vessel Finder que el Marlen partió de Tánger, en Marruecos, el 23 de junio, tras arribar a ese punto 24 horas antes. No obstante, Piñón precisó que el barco, con un cargamento aproximado de 325.000 barriles de petróleo crudo ruso, salió del puerto de Novorossiysk, en el mar Negro, el 8 de junio.
Los envíos de petróleo de Rusia, cuya reanudación La Habana anunció públicamente a fines de marzo después de un año sin producirse, se han espaciado. El del Marlen sería al menos el quinto en tres meses, si bien los últimos envíos han sido ocultados para evitar que su origen sea localizado. Tampoco las autoridades cubanas han informado de esos arribos.
Aparte de lo anterior, según Piñón, «el María M, de 40 toneladas métricas de peso muerto, cargó un estimado de 260.000 barriles de combustible (¿diésel?) en la refinería italiana de Sarrock, Cerdeña, el 30 de mayo», y habría arribado a La Habana el 27 de junio. Este última operación es, presumiblemente, una compra al contado.
Finalmente, el tanquero Alicia, de GAESA, cargó en Venezuela. «Se trata del único petrolero de bandera cubana documentado este mes en Venezuela por los servicios de seguimiento de embarcaciones marítimas», indicó Piñón.
El Alicia navega al cierre de esta nota en dirección a Santiago de Cuba, adonde debe arribar el 6 de julio, según Vessel Finder.
Ante este panorama, ¿por qué la UNE achaca a la falta de combustible la imposibilidad de generar electricidad con los grupos electrógenos e incluso la inoperatividad parcial de algunas de las patanas rentadas a la empresa turca Karadeniz Holding? ¿Acaso la opacidad de las autoridades en torno a la disponibilidad de combustible busca mantener en vilo a los cubanos ante los apagones, cuya causa de fondo es la incapacidad del sistema eléctrico nacional para satisfacer la demanda del verano en Cuba?
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