“El gobierno planteó permanentemente obstáculos”, señaló Giulio Cellini Ramos, abogado y consultor político, y destacó la resiliencia de la oposición ante los intentos del chavismo por minar su participación, subrayando cómo tales maniobras buscan preservar el poder a costa de la legitimidad electoral.
“El chavismo se encuentra en una encrucijada ante el fracaso de su estrategia”, afirmó Ramos, reflejando el tenso panorama político del país. La oposición, unida en torno a la candidatura de González Urrutia, quien busca superar los desafíos impuestos para asegurar un proceso electoral transparente.
La contienda electoral no solo implica una lucha por el poder, sino también representa una oportunidad para restablecer lo que el presidente colombiano Gustavo Petro ha denominado “la paz política”. La propuesta de garantías postelectorales sugerida por Petro y el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, busca ofrecer un marco de seguridad tanto para los ganadores como para los perdedores, en un esfuerzo por reconstruir la confianza en el proceso democrático. La necesidad de tales garantías subraya la profunda polarización y desconfianza que caracteriza el actual clima político venezolano.
-Las encuestas dan a Edmundo González Urrutia como el virtual ganador de las elecciones, pero el chavismo parece negado a ceder el poder. ¿Qué crees que tenga que pasar para que se pueda lograr una transición de mando sin trabas por parte del régimen?
-La verdad es que el chavismo se encuentra en los actuales momentos en una gran encrucijada ante el fracaso de su estrategia de forzar a la oposición a través de obstáculos en el marco del desarrollo del proceso electoral. Forzar a la oposición a no participar en la elección que está convocada para el 28 de julio y por el contrario, boicotear y llamar a la abstención, que hubiera sido el mejor escenario para un gobierno que de forma transversal en todos los estudios de opinión se registra que es minoría, pues en cuanto a intención de voto y en cuanto al favorecimiento en la opinión pública el gobierno planteó permanentemente obstáculos y dilemas estratégicos que la oposición supo resolver, no sin contratiempos, pero finalmente logró resolverlos al nombrar candidaturas sustitutas las veces que fueran necesarias. La oposición que se encuentra unida y participando del proceso electoral. Eso supone dentro del chavismo discusiones en una estructura desgastada, que lo único que los mantiene unidos es precisamente la necesidad de permanecer en el poder.
-¿El hecho de que otros candidatos no hayan seguido el ejemplo de Manuel Rosales y bajar sus candidaturas, le pueden jugar en contra a Edmundo González?
-Sí, por supuesto. Ellos están allí en función precisamente de generar confusión. Estamos hablando de que se trata de ocho personas distintas a Nicolás Maduro y a Edmundo González Urrutia, que se encuentran en el tarjetón electoral. Muchos de los cuales tienen tarjetas electorales de partidos políticos que han sido judicializados por el Tribunal Supremo de Justicia en favorecimiento obviamente al gobierno y que son partidos políticos que han sido tradicionalmente opositores, algunos de los cuales tienen décadas de existencia, como el caso de Acción Democrática y Copei, que tienen alrededor de 80 años de existencia. Por lo cual, obviamente, en un país con dificultades para transmitir información por el control que existe sobre los medios de comunicación tradicionales, un país con serias dificultades de acceso a internet, obviamente la posibilidad de informar es muy precaria, por lo cual no se puede subestimar a estas personas las cuales están postuladas para confundir al elector.
-¿Qué opinión tiene sobre la ubicación de los candidatos en la boleta electoral ante un aparente ventajismo por parte de Maduro?
-Todo forma parte de la misma estrategia del gobierno de generar confusión en el elector. El gran reto de la oposición es lograr masivamente que la gente entienda que el candidato de la oposición democrática es Edmundo González Urrutia y las tres opciones que tienen el tarjetón electoral, que no son precisamente las mejores ubicaciones pero que la gente identifique a Edmundo González Urrutia en primer lugar como esa herramienta para producir el cambio político. Recordemos que en Venezuela lo que revelan los estudios de opinión es que el gran candidato es el cambio político, llámese como se llame. O sea, la gente quiere un cambio político en más del 70% y el reto que tiene la oposición es precisamente decirle al país que el cambio político lo encarna Edmundo González Urrutia. Por supuesto, si no sucede alguna decisión adoptada por parte del gobierno que anule la principal tarjeta de la oposición que es la tarjeta de la unidad, la que llaman popularmente ´la de la manito´.
-Con respecto a las Fuerzas Armadas, actualmente tienen un papel protagónico en el chavismo. ¿Cuál crees que sería el rol de los militares en la campaña y en un eventual Gobierno de oposición?
-El asunto de la Fuerza Armada es un tema sumamente espinoso y complejo, pero en definitiva la Fuerza Armada es determinante en el proceso para asegurar el respeto a la voluntad popular, pero también para que se pueda producir sin sobresaltos un proceso de transición pacífica y constitucional y por supuesto, el sostenimiento del Gobierno democráticamente escogido por el voto del pueblo, por lo cual hacer parte a la Fuerza Armada del proceso de negociación es imperativo. No hay transición posible, no hay respeto a los resultados, sin el concurso de la Fuerza Armada. Así como la Fuerza Armada ha sido determinante para el sostenimiento del actual gobierno en el poder, lo será también para el proceso de transición que pudiera iniciarse a partir de la elección del 28 de julio.
-¿Cuál crees que sería el papel que cumpliría María Corina Machado en un Gobierno de Edmundo González?
-María Corina Machado está llamada a jugar un rol importantísimo en el nuevo gobierno. De forma personal o a través de representantes. Lo que sí es imperativo es que el nuevo gobierno sea un gobierno de integración nacional, es decir, un gobierno plural con representación de amplísimos sectores del país, incluyendo a representantes del chavismo, porque si estamos hablando de un proceso de transición y de generación de garantías, es muy probable que haya que acordar la participación de figuras del gobierno saliente, por ejemplo. Son cuestiones que habrá que considerar en su debido momento. No quisiera especular al respecto, ni tampoco sobre el rol particular que jugaría María Corina Machado, lo que sí es que tiene que tratarse de un gobierno de integración nacional.
-¿Cuál crees que sería el futuro de los altos jerarcas del chavismo en un eventual gobierno opositor? ¿Crees que lo que Lula y Petro buscan es precisamente protegerlos de investigaciones luego de entregar el poder?
-En Venezuela vamos a tener que ver y aceptar una serie de cosas que un país con heridas abiertas quizás no quisiera ver ni aceptar. Pero creo que lo sustantivo, en todo caso, es construir garantías y en el marco de un proceso de justicia transicional, hacer que quienes hayan cometido delitos, infracciones, quienes hayan actuado al margen de la legalidad, obviamente bajo los mecanismos, insisto, de la justicia transicional, puedan hacerse responsables de estos hechos. Sin embargo, en este escenario, la libertad está por encima de la justicia, lo que no quiere decir impunidad. Pero en definitiva, habrá que construir los mecanismos para esto y darle garantías, pues a quienes deseen contribuir en el camino para la reinstitucionalización de Venezuela y el retorno de la democracia, quienes estén en el poder en este momento quieran contribuir en ese sentido, obviamente darle las garantías necesarias para que ellos puedan ser de alguna forma parte de ese proceso. Claro está que hay gente dentro del chavismo que no confía en esta construcción de garantías y son precisamente quienes han cerrado los caminos a lo interno del chavismo para que esto se pueda producir. Pero estoy seguro que hay mucha gente dentro de la estructura del gobierno que entiende que la política continúa y que pueden seguir manteniéndose si abren paso a un proceso de transición a la democracia. Los históricamente aliados del chavismo, como puede ser el caso del presidente Lula o el presidente Petro, están trabajando en procura de que se produzca una transición en la cual los jerarcas del chavismo tengan garantías de no persecución y creo que esto es muy importante porque se trata de sus propios aliados que están buscando construir este camino.