El Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (CIIC) de la Organización Mundial de la Salud (OMS) emitió a principios de este año, un informe en el que alertó sobre el aumento de pacientes con patologías oncológicas. Según indicaron, en 2022, se identificaron 20 millones de nuevos casos de cáncer; 9,7 millones de muertes. En ese sentido, detallaron que 1 de cada 5 personas desarrollará cáncer; y 1 de cada 9 hombres y 1 de cada 12 mujeres morirán a causa de la enfermedad.
Estos datos, de acuerdo a lo expresado por el máximo ente sanitario internacional, “ponen de relieve la creciente carga de cáncer, el impacto desproporcionado en las poblaciones desatendidas y la urgente necesidad de abordar las inequidades con respecto al cáncer en todo el mundo”, siendo que el cáncer de pulmón es el que mayor número de pacientes afecta, con 2,5 millones de nuevos casos (12,4% del total); 1,8 millones de muertes (18,7% del total), seguido por el cáncer de mama en mujeres, con 2,3 millones de casos (11,6%); 670,000 muertes (6,9%) y el colorrectal, con 1,9 millones de casos (9,6%); 900,000 muertes (9,3%).
Ante este paronama, y luego de que el COVID-19 haya dejado de ser una emergencia internacional, grupos de oncólogos en Estados Unidos advirtieron un incremento inesperado de cánceres “inusuales”, además de tumores en estadios avanzados. Es por eso que comenzaron a investigar posibles vínculos entre el coronavirus y el cáncer. Y mientras algunos expertos apuntan a que las interrupciones en la atención médica pueden haber contribuido a este incremento; otros aducen, aunque sin pruebas concluyentes, a una posible relación entre el SARS-CoV-2 y el desarrollo de tumores.
“He trabajado durante 23 años y nunca había visto algo así”, afirmó Kashyap Patel, director ejecutivo en Carolina Blood and Cancer Care Associates, una clínica especializada en el tratamiento de enfermedades oncológicas y hematológicas. Al tiempo que Asutosh Gor, oncólogo de la misma institución, estuvo de acuerdo: “Estábamos todos conmovidos”.
En tanto, Douglas C. Wallace, genetista y biólogo evolutivo de la Universidad de Pensilvania, afirmó a The Washington Post: “Estamos investigando completamente este virus (SARS-CoV-2)”, ya que “los efectos de sufrir esto repetidamente a lo largo de nuestras vidas serán mucho más significativos de lo que la gente piensa”. De acuerdo a lo expresado por Patel, los casos de colangiocarcinoma, un cáncer raro y letal de los conductos biliares que generalmente afecta a las personas de más de 70 años, se manifestó en una persona de 40. Un hecho que, luego, se repitió en otros 6 casos.
En palabras de los expertos, además del colangiocarcinoma, también identificaron en varios pacientes cuadros de Leucemia Linfocítica Crónica (CLL), un cáncer de sangre y médula ósea que progresa lentamente, caracterizado por un aumento de linfocitos, y otros cáncer múltiples y raros en más de 15 pacientes con cánceres múltiples y más de 35 con cánceres raros desde el inicio de la pandemia. Estos incluyen diversos tipos de tumores que se desarrollan simultáneamente o son menos comunes, como cáncer de garganta, hígado y pulmón en el mismo paciente.
Aunque también identificaron un “nuevo” comportamiento, ya que estos cánceres se presentaron con una agresividad y un avance rápido, dificultando su tratamiento y manejo. Lo cierto es que no es la primera vez que se asocia a algunos virus con el desarrollo de patologías oncológicas, ya desde la década de 1960 habían advertido este comportamiento, siendo que “los investigadores estiman que entre el 15 y el 20 por ciento de todos los cánceres en todo el mundo se originan a partir de agentes infecciosos como el VPH, Epstein-Barr y la hepatitis B”, resaltaron en una nota publicada en The Washington Post.
Para obtener resultados concluyentes, los expertos aclaran que es posible que se deba esperar años, aunque han impulsado la idea de que el gobierno de EEUU debería priorizar esta investigación por su impacto potencial en el tratamiento del cáncer. Lo cierto es que aún no hay datos que vinculen directamente al SARS-CoV-2 con el cáncer. Incluso, algunos científicos, como John T. Schiller, se muestran escépticos: “Nunca se puede decir nunca, pero ese tipo de… virus no sugiere que esté implicado en cánceres”.
Es más, David Tuveson, director del Centro Oncológico del Laboratorio Cold Spring Harbor y expresidente de la Asociación Estadounidense para la Investigación del Cáncer, afirmó que no hay evidencia de que el comportamiento del COVID modifique las células para volverlas cancerosas, pero podría haber algo más: “El COVID destroza el cuerpo, y ahí es donde pueden comenzar los cánceres”.
Las palabras del experto apuntan a los resultados de distintas autopsias que se realizaron a personas que fallecieron como consecuencia del SARS-CoV-2. En estos trabajos se identificó tejido envejecido prematuramente. Con lo cual, de acuerdo a reciente estudios, la infección por COVID podría generar “una cascada inflamatoria y otras respuestas que, en teoría, podrían exacerbar el crecimiento de células cancerosas”, un punto sobre el que han querido profundizar diversos grupos científicos en todo el mundo.
Diversos estudios han investigado el posible vínculo entre el SARS-CoV-2 y el cáncer. Desde una relación entre el aumento de cánceres en etapa avanzada y la interrupciones en la atención médica, pasando por la posible activación, que produce el virus, a células cancerosas latentes, hasta mecanismos indirectos de progresión del cáncer relacionados con el patógeno, los científicos no han dejado de buscar esta relación.
En ese sentido, de acuerdo a un estudio publicado en The Lancet Oncology, en el cual se examinó un registro nacional de cáncer en Estados Unidos, se logró identificar un aumento significativo en los diagnósticos de cáncer en etapa 4 desde finales de 2020, las responsables serían las interrupciones en la atención médica causadas por la pandemia de COVID-19, que produjo retrasos en el diagnóstico y tratamiento de cánceres.
Además, el estudio sugiere que el SARS-CoV-2 podría tener un papel en la aceleración de la progresión de la enfermedad en algunos casos, aunque reconoce que se necesitan más investigaciones para confirmar esta hipótesis. Por otro lado, un artículo del American Journal of Surgery, evaluó el impacto de la pandemia de COVID-19 en los procedimientos quirúrgicos oncológicos y el manejo de cánceres avanzados. También se enfocaron en un retraso significativo en los diagnósticos y tratamientos quirúrgicos como respuesta a estos datos.
En tanto, la investigación publicada en JAMA Network Open analizó la vinculación entre el SARS-CoV-2 y el cáncer. En el trabajo, los expertos concluyeron que no existe evidencia directa de que el virus cause cáncer, aunque reconocen la importancia de continuar investigando posibles conexiones biológicas; ya que otros virus conocidos son responsables del desarrollo de patologías oncológicas, tales como el VPH y el Epstein-Barr, los cuales persisten en el cuerpo a largo plazo. De todas maneras, los científicos adviertieron que, aunque no se ha demostrado que el SARS-CoV-2 transforme directamente las células para volverlas cancerosas, su impacto en la salud general y el sistema inmunológico podría influir en la progresión del cáncer.
El trabajo publicado Research Square, en ese tono, investigó cómo las infecciones virales respiratorias, incluyendo el SARS-CoV-2, pueden activar células cancerosas latentes, promoviendo su proliferación en los pulmones. Este hallazgo se basó en estudios realizados en ratones, donde se observó que la infección por este patógeno reactivó células cancerosas latentes, aumentando la progresión de la enfermedad metastásica. Aunque aclararon que los resultados en modelos animales no siempre se traducen directamente a humanos.
Por su parte, una investigación publicada en PubMed analizó el comportamiento de las proteínas del SARS-CoV-2 y su relación la replicación de herpesvirus, conocidos por ser oncogénicos. Debido a este comportamiento, los científicos indicaron un mecanismo indirecto por el cual el COVID-19 podría estar relacionado con el aumento en la incidencia de ciertos tipos de cáncer, aunque clararon que se debe estudiar más a fondo cómo el SARS-CoV-2 interactúa con otros patógenos oncogénicos, siendo que esta interacción podría exacerbar la carga viral en pacientes con infecciones latentes, con un potencial aumento en la progresión del cáncer.
Además, en un artículo de Breast Cancer Research, se evaluó la posibilidad de que el SARS-CoV-2 pueda activar células inactivas de cáncer de mama, contribuyendo a su reactivación y progresión metastásica, ya que el virus podría inducir cambios inflamatorios y en el microambiente inmunológico, provocando la reactivación de células cancerosas latentes. Al tiempo que el artículo divulgado en NCBI examina los mecanismos potenciales a través de los cuales el SARS-CoV-2 podría agravar diversos tipos de cáncer, incluyendo cánceres de pulmón, colorrectal, pancreático y oral. La razón, para los expertos, el virus podría alterar la capacidad del cuerpo para suprimir tumores y provocar una inflamación sistémica que facilite la progresión de la patología.
Con estos resultados, Xuesong Han, director científico de investigación de servicios de salud de la Sociedad Estadounidense del Cáncer, destacó la importancia de investigar los posibles vínculos biológicos entre el SARS-CoV-2 y el cáncer, aunque aclaró: “No tengo datos que respalden esta opinión, pero es una cuestión importante a la que hay que dar seguimiento”.
“He trabajado durante 23 años y nunca había visto algo así,” dijo Kashyap Patel, director ejecutivo de Carolina Blood and Cancer Care Associates, al observar el aumento inusual de casos de cáncer raro y avanzado durante la pandemia. “Estábamos todos conmovidos,” añadió, reflejando la reacción de su equipo. Y se quedó con una inquietante pregunta: “¿Podría el coronavirus estar inflamando las brasas del cáncer?”. Por el momento, aún se desconoce, de forma concluyente, este vínculo. Por lo que el experto concluyó: “Estamos investigando completamente este virus”.
En tanto, Afshin Beheshti, presidente del Equipo de Investigación Internacional COVID-19, investigadora visitante del MIT y del Broad Institute de Harvard, relató: “Las señales parecían estar relacionado con cambios tempranos del cáncer”, y añadió: “Con suerte, estamos equivocados, pero, lamentablemente, todo está empujando a que ese sea el caso”.
Mientras que Ashani Weeraratna, médica y profesora de la Escuela de Salud Pública Bloomberg de Johns Hopkins, subrayó una conclusión importante para la salud pública: “Mitigar el riesgo de infección puede ser de particular importancia para los pacientes con cáncer”. Finalmente, Douglas C. Wallace, genetista y biólogo evolutivo de la Universidad de Pensilvania, concluyó: “Los efectos de sufrir esto repetidamente a lo largo de nuestras vidas serán mucho más significativos de lo que la gente piensa”.
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