El Gobierno de Luis Arce negó este domingo que haya una intención de militarizar Bolivia en su decisión de poner a militares a controlar la venta de combustibles en estaciones de servicio para evitar su desvío al contrabando, como lo aseguró el expresidente Evo Morales (2006-2019).
El ministro de Defensa, Edmundo Novillo, dijo a los medios que el control militar en las gasolineras se acordó con la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH), la entidad reguladora del sector, y la estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) para evitar que los combustibles se desvíen a “fines ilícitos” como el contrabando.
Novillo aseguró que las Fuerzas Armadas “no tienen ninguna intención de militarizar a la población” y criticó a quienes han afirmado “malintencionadamente” que hay una “militarización” para “amedrentar a la ciudadanía”.
“Lo que queremos es que se normalice la venta del combustible y una vez que se ha normalizado y pase la especulación, se retirarán estas acciones de apoyar el control”, sostuvo.
Según el funcionario, la presencia de los militares en las distribuidoras de diésel y gasolina, que comenzó el miércoles, permitió que disminuyan las filas de vehículos en busca de combustibles y consideró que el abastecimiento es “prácticamente normal”.
Más temprano, Morales, que también es líder del gubernamental Movimiento al Socialismo (MAS) pero está distanciado del Gobierno de Arce, afirmó que la decisión de poner a militares a controlar la venta de combustibles “es el inicio de la militarización de Bolivia”.
“No se puede entender, ya empieza un proceso de la militarización”, manifestó el exmandatario y sostuvo que “no es misión de las Fuerzas Armadas estar en las estaciones de servicio”.
También aseguró tener información de que hay una instrucción para que las Fuerzas Armadas estén “en posición de apronte frente a las movilizaciones” anunciadas desde este lunes por sectores que protestan por la falta de dólares y combustibles, y por el encarecimiento de algunos alimentos.
Novillo negó que exista tal plan y consideró que la estrategia de Morales es “atacar al Gobierno victimizándose” y “generando preocupación”.
En las últimas semanas hubo protestas de sectores como los transportistas y comerciantes por la falta de dólares, las filas en las distribuidoras de combustibles y el incremento de precios de algunos alimentos.
El presidente Arce señaló hace unos días que estos problemas en la economía boliviana son fruto de la “especulación” y los “intereses políticos personales”, sin especificar a quiénes se refería.
Algunos ministros han asegurado que las protestas son el inicio de un “golpe de Estado” contra el Ejecutivo y culparon de esto a la Embajada de Estados Unidos, la oposición y los bloques oficialistas afines a Morales.
La Embajada estadounidense rechazó “rotundamente” esta acusación, mientras que Morales negó este domingo tener una alianza con el expresidente Carlos Mesa (2003-2005), el gobernador suspendido de la región de Santa Cruz, Luis Fernando Camacho, y otros opositores, como asegura el Gobierno.
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